domingo, 13 de julho de 2008

Brasil petrolero: La caña de azúcar contra el crudo

EL DESAFIO ENERGETICO / TERCERA Y ULTIMA NOTA: LA CRISIS DE LOS ALIMENTOS Y EL AUMENTO DEL PRECIO DE LOS COMBUSTIBLES

Brasil petrolero: La caña de azúcar contra el crudo
Avanza la producción de etanol en la economía brasileña. Ya es la segunda fuente energética, superando a la hidroeléctrica. El 70% de los autos que se fabrican son "flex", pueden consumir nafta o alcohol o una mezcla de los dos.
Por: Gustavo Sierra
Fuente: RIO DE JANEIRO. ENVIADO ESPECIAL



Joao ni siquiera pregunta. Saca el pico de la manguera del surtidor y se dispone a llenar de alcohol el tanque de un Montana de la GM, modelo 2004. Roselí Alvarez, la conductora, ni se gasta con una seña. Todo está preestablecido. A pesar de que los carteles de esta estación de servicio de la emblemática Avenida Atlántica de Copacabana ofrecen etanol y gasolina, todos saben que casi el 80% de los autos que circulan por ahí van a cargar ese alcohol de caña de azúcar. Incluso si cargan gasolina, ésta viene mezclada con un 25% de etanol. "No hay por dónde equivocarse", dice Roselí, una gerente de área de un banco. Antes tenía un auto a gasolina y gastaba 52 reales (32 dólares) por semana para cargarlo. A este auto lo compré en enero por 25.000 reales (15.625 dólares) y lo cargo con unos 30 reales (18 dólares) por semana. Ahora que somos una potencia petrolera ya no necesitamos el petróleo , cuenta Roselí con una sonrisa de enormes dientes blancos en su cara morena de mulata de Botafogo.

Y no es sólo Roselí. El presidente Lula da Silva piensa exactamente lo mismo. Cuando lo llevaron en la mañana del 26 de octubre del año pasado al Cenpes, el máximo laboratorio de Petrobrás en la Ilha do Fundao, en la bahía de Río, para mostrarle un video en 3-D con los descubrimientos de enormes yacimientos de petróleo en la denominada Cuenca de Santos, con unas reservas de unos 50.000 millones de barriles de crudo, cuentan que después de festejar la noticia les advirtió a los directivos de la empresa pública brasileña: No vayan a dejar de lado el etanol. Nos costó demasiado lograrlo y tenemos que continuar produciendo tanto petróleo como alcohol .

Los brasileños tienen que agradecer esta riqueza a la dictadura militar que gobernó de 1964 a 1985. Cuando llegó la crisis energética de los 70, la economía brasileña se hundió y los militares ordenaron a los ingenieros de la empresa nacional de petróleo que encontraran una solución nacional . Los técnicos de San Pablo tomaron lo que más tenían a mano y que el país producía desde el Siglo XVI, la caña de azúcar. En ese momento el valor internacional de la caña era muy bajo. Con los precios del crudo tan altos, comenzaron a producir el primer combustible de alcohol que fue acompañado por una incipiente producción de autos que pudieran funcionar con este fluido. En 1989 el precio del azúcar se elevó nuevamente y los conductores brasileños se quedaron sin la solución nacional . Recién en el 2003 se le volvió a dar impulso con la salida al mercado de los autos denominados flex que pueden funcionar tanto con gasolina como con etanol o la combinación de ambos en cualquier proporción. Este año se fabricarán en Brasil 1,1 millón de autos, el 70% flex y solamente destinados al mercado interno.

Biocombustible comenzó a ser una mala palabra hace unos meses cuando sobrevino la crisis de los alimentos. El etanol se puede producir de diferentes granos como el maíz o la soja. Y en Estados Unidos o Alemania se destina una enorme proporción de las cosechas de esas oleaginosas para hacer combustible. Pero no acá en Brasil, que lo hacemos de caña de azúcar que no se necesita para comer , se queja Tadeo Andrade, del Centro de Tecnología de la Caña de Azúcar. El presidente Lula cree que la mala fama se debe a un lobby de los intereses petroleros. Obviamente que son las petroleras que no quieren ceder su poder , dijo durante la Cumbre de presidentes de América latina y la Unión Europea. Si no hubiéramos encontrado el petróleo nos estarían diciendo que hacemos etanol a cualquier costo. Ahora tenemos petróleo y vamos a producir etanol a pesar de ellos y de quien se oponga .

Mas allá de cualquier discución, lo cierto es que el etanol es la segunda fuente en importancia dentro de la matriz energética brasileña. Está detrás del petróleo pero adelante de la hidroelectricidad. La caña de azúcar representa el 16% del total de la energía. La expectativa del gobierno es que los productos emanados de la caña alimenten también las usinas térmicas generando para el 2015 una potencia total instalada de 24.000 megavatios.

En las oficinas de Petrobrás en la avenida República de Chile, en el centro de Río, me explican claramente la ecuación por la que la caña de azúcar tiene una ventaja sustancial por sobre cualquier otra oleaginosa en la producción de etanol. El costo de producción del alcohol brasileño es de 20 a 25 centavos de dólar por litro. El etanol producido de maíz en Estados Unidos cuesta al menos 10 centavos más , recita uno de los ingenieros. El producto brasileño tiene un mejor rendimiento energético. Por cada unidad de energía utilizada en la producción se obtienen entre 8 y 12 unidades de energía generadas por el etanol. En el caso del producto estadounidense esa relación es de apenas entre 1,3 y 1,8 unidades de energía , agrega orgulloso el hombre que tiene estampada una banderita verde-amarella en su corbata. El último dato lo larga cuando ya estamos en la puerta del ascensor para despedirnos: Cada hectárea de caña de azúcar rinde unos 6.800 litros de alcohol .

Pero Silvio Donizetti Palvequeres, el presidente del sindicato de cortadores de caña de Riberao Preto, el centro de la producción en el estado de San Pablo, no encuentra tantas bondades en este boom de su industria. Antes cada trabajador cortaba unas 4 toneladas por día, ahora nos exigen 8 o 10, y si no llegamos nos echan. Tenemos que trabajar el doble que hace 10 años y las condiciones de trabajo continúan siendo muy malas , contó Donizetti en un programa de la O Globo. Y los ecologistas están que braman. La producción de caña de azúcar y la de soja está tomando las tierras que hasta ahora tenían los ganaderos en las tierras fértiles del sur y el centro del país. El resultado es que los ganaderos se desplazan hacia la Amazonía donde las tierras son más baratas y la deforestación muy fácil. Sólo en el mes de abril, de acuerdo al Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (Inpe), se perdió un área de la selva equivalente al perímetro de la ciudad de Río de Janeiro, 1.123 kilómetros cuadrados. La devastación es mucho más intensa de lo que imaginábamos , dijo Gilberto Cámara, el director del Inpe, que monitorea la Amazonía con imágenes provenientes de satélites. De acuerdo al ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, el 80% de la deforestación es producto del buey pirata . De esa manera se denomina al ganado que es llevado a la frontera selvática en forma clandestina. El grupo ecologista Amigos de la Tierra pidió que se detenga la plantación de caña de azúcar y de soja hasta que se pueda regularizar la tenencia de tierras para estas producciones. Y un estudio del Banco Mundial advierte que al menos 42 millones de hectáreas de la selva amazónica se encuentran en situación irregular. Se trata de una tierra sin dueño con títulos falsos y ocupaciones de tierras ilegales. Una situación que contribuye a la deforestación a mansalva.

Por ahora, la llamada revolución verde parece estar ganando la partida y el gobierno ve en el etanol el equilibro perfectamente ecológico a las emisiones de gas invernadero provenientes de la quema de fósiles como el petróleo. En el ministerio de Asuntos Estratégicos de Brasilia ya están pensando mucho más allá de los campos de caña y la selva. El llamado ministro de ideas Roberto Mangabeira Unger trabaja sobre un proyecto que ya está poniendo en práctica Petrobras, el de crear complejos bioenergéticos , la construcción de plantas de producción de biocombustibles que sean absolutamente autosuficientes. Hasta hace unos pocos meses Unger era un teórico de Harvard y hasta llegó a calificar al gobierno de Lula como uno de los más corruptos en la historia de Brasil . A Lula no le hizo mella el comentario y lo llamó para que pensara un país de los próximos treinta años. Tenemos que imaginarnos lo imposible , dijo Unger cuando asumió y muchos del propio entorno presidencial lo miraron como a un loco. Pero Unger está acostumbrado a que sus ideas se adelanten al tiempo y sigue adelante. Paulo Roberto Costa, el director de Abastecimiento de Petrobras, explica en forma más llana la idea en la que ya venían trabajando en la compañía y con la que se asociaron con la japonesa Mitsui. Los complejos bioenergéticos son una unidad de producción de etanol que se genera con una energía proveniente de la biomasa de bagazo, el desecho de la caña de azúcar. Y, a su vez, para alimentar a los tractores y camiones que llevan el combustible o levantan las cosechas, de los desechos de las hojas produciremos biodisel , explica Costa. Ya hay contratos para levantar los primeros cinco complejos a un costo de entre 200 y 250 millones de dólares cada uno. Se prevé que generarán en cada unidad 180 millones de litros de etanol por año y una energía eléctrica con capacidad excedente de 50 megawatts.

En la estación de servicio de la avenida Atlántica, con las veredas de ondas blancas y negras, los surfistas que pasan cargando sus enormes tablas y el dúo de cantantes callejeros nordestinos que emprende un forró en un berimbao y una guitarra pequeña, Joao, el garoto que carga el etanol no sabe de estrategia ni de pensamiento futurista. Tampoco Roselí, la conductora del Montana modelo 2004, se imagina lo imposible como pide el ministro Unger. Pero saben que son parte de una revolución energética que está ocurriendo en Brasil.

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